miércoles, 30 de marzo de 2011

Vogue 1995.

Parece ser que las musas, esas chicas que inspiran nuestros post, me han abandonado. Decía Cela, el escritor... el autor de la Colmena... si mujer, el Marqués de Iria Flavia... el Nobel de literatura, si, coño!, el marido de Marina Castaño, que las musas debían pillarle a uno trabajando, no tomando cañas. Me cuesta bastante publicar lo que escribo en parte porque creo que no está a la altura de las expectativas que yo mismo me he creado. Esas expectativas incluyen no comentar, evitar hacerlo, de hecho, cualquier alfombra roja de celebridades, yo mismo me he autoexcluido de postear esa clase de chorradas, para eso ya está el style.com la web del Vogue de Anna Wintour, te dice quién es, de quién es lo que lleva la modelo de turno y hasta quién la ha maquillado. Por supuesto que no lo voy a hacer y tampoco voy a decir nada sobre Natalie Portman nunca mas, no pienso ver Cisne Negro ni ninguna otra película que vaya a hacer, de repente me he levantado hoy un poco antisistema (¿se dice así verdad?).

No es ningún secreto para nadie que casi todas las firmas de moda creadas durante el pasado siglo han atravesado circunstancias que ahora les han llevado al éxito y a la mañana siguiente al fracaso mas absoluto, de aparecer en todas las portadas a ser obviadas por todas las cabeceras importantes. Tengo la suerte de tener una extensa biblioteca de revistas de moda, no de libros, que son un fiel reflejo, no sólo del poderío de las firmas en ese momento para insertar sus anuncios publicitarios, si no del tino de las estilistas de la época para mezclarlos con el gusto de la época en los editoriales de moda.

                           (La bellísima Karen Mulder posa con un traje de la también maravillosa Jil Sander).

La primera vez que compré un Vogue Usa me sorprendió lo claro que lo tenían ya en la portada. Anunciaban con un titular, muy grande, " The collections that count". (Conservo este número como un tesoro).Para ellos eran diez, en 1995, para Vogue, para Grace Coddington y para Steven Meisel, las colecciones importantes, dignas de fotografiar eran:  John Galliano, Giorgio Armani, Chanel, Donna Karan, Calvin Klein, Helmut Lang, Prada, Vivienne Westwood, Gianni Versace y Jean Paul Gaultier....por supuesto desde el editorial todas las tops de la época (Evangelista, Douglas, Auverman, Campbell, Harlow...) sonreían, gritaban o posaban como diosas en aquella época inolvidable en la que un puñado de mujeres le devolvieron el glamour a la moda.

                                     (Kristy Hume, Kristen M.,Amber Valetta, Trish Goff y Meghan Douglas).
Por supuesto que Calvin Klein y Donna Karan cumplen en este edito con la cuota de diseñadores americanos que el Vogue de Anna coloca temporada tras temporada, si os fijáis en las fotos, las colecciones de la época de ambos van tras los pasos de la de Prada que era la que ya de aquella, cortaba el bacalao de la tendencia minimalista que mas que tendencia era ya una realidad.



 El recién llegado, Galliano, muestra en este editorial aquella fantástica colección Pin Up de la que ya hablé el otro día aquí. Vogue USA creyó desde el principio en Galliano y cuando visitaban París por trabajo iban a buscarlo a la buhardilla donde malvivía y lo invitaban a comer en Mcdonald's.



Helmut Lang era en esa época el rey de N.Y. los taxis llevaban su nombre en una pancarta de publicidad en el techo y las princesas judías de Manhattan vestían sus diseños copiando el estilo que Carolyn Bessette había impuesto.


 La reintrepetación de los años 40's de Gaultier y los abullonados de Vivienne Westwood cumplían a la perfección con la cuota extravagante con la que Vogue premia a sus fieles lectores, un punto de fantasía y de locura creativa que cumple una cosa muy difícil, hacer soñar.




El Chanel de Karly ya mezclaba de aquella las bragas de tweed con calcos de estilismos que Mademoiselle Chanel había vestido cuarenta años atrás, como este que lleva Kristen Macmenamy, "ropa deportiva" y perlas.



 En el desfile de esta colección, Karl contrató a modelos masculinos que llevaban a las modelos en los hombros como aquella mítica foto de Gabrielle con el bailarín Serge Lifar. Gianni Versace estaba mas vivo que nunca y sus trajes de chaqueta con bustier, sus minivestidos con cola de sirena y sus estampados de mariquitas, que no de maricones, ocuparon todas las portadas en la temporada de verano de 1995.




 Probablemente el único de todos ellos que no ha vuelto a Vogue Usa ha sido Giorgio Armani. Es muy curioso cómo Armani, que a mediados de los 90's vivía de las rentas de su exitoso trabajo en los 80's, ocupaba un puesto destacado a doble página en la publicación  que en la segunda mitad mitad de los 90's decidió ignorarlo. Trifulcas varias a causa de la publicidad que el equipo de marketing de Armani insertaba, y pagaba, en la revista y la ausencia total en sus editoriales de trapos de Armani. El toma ( te pago doble página de publicidad ) y el daca (yo te saco un par de trapos en mis editos

Hoy que Armani vuelve a brillar como nunca en el firmamento de la moda gracias a sus colecciones de prêt à porter y a sus maravillosas colecciones de Costura parece que Vogue continúa dándole la espalda en sus editoriales de moda. Desconozco el por qué pero me parece muy injusto. Puede que en los EEUU quedaran saturados del look de hombres y mujeres de negocios de los 80's o que simplemente Anna Wintour se niega a retractarse de sus errores, quién sabe!.

(Ya he advertido en el comienzo del post que mis musas me han abandonado).

domingo, 20 de marzo de 2011

Estrellas emergentes.

 Llevo desde que tenía catorce o quince años viendo los desfiles mas importantes de las principales semanas de la moda, la experiencia, los años al fin y al cabo, me han dado una perspectiva alejada de la que nos venden los propios diseñadores sobre si mismos o los emporios dueños de sus firmas.

He visto a lo largo de estos años subir al estrellato de la fama a los que ahora son grandes, he visto el nacimiento y la consagración de Dolce&Gabbana, su ascenso meteórico y su caída en desgracia hace unas temporadas, la caída en picado hacia las turbulentas y caprichosas aguas del modernismo del Chanel de Karly, el ocaso del hombre exitoso de Giorgio Armani y su renacimiento.


A lo largo de estos años he comprobado como, apoyado por grandes holdings o por periodistas con poder, diseñadores o firmas, a priori irrelevantes, se convertían de la noche a la mañana en las estrellas emergentes del panorama fashion y he visto caer en picado a grandes nombres abanderados del Made in Italy (firmas apoyadas por grandes industriales italianos) muchos años antes de la Gran C y de forma inesperada. Grandes nombres de la historia de la moda que se derrumbaron cual castillo de naipes ante el menor soplo de brisa periodística. Montana, Gigli, Mugler, Biagiotti...la lista es interminable y el tiempo inexorable con lo que respecta a la moda y a pasarse de moda.

Un nuevo orden mundial se avecina tras el fulminante despido de Galliano de Dior, una estrella que cae y otra en ascenso. Haider Ackermann es la estrella del momento, el diseñador medio belga, medio colombiano, medio francés que lleva desfilando en París desde el 2004, cumple con todos los requisitos para convertirse en el diseñador estrella de las siguientes temporadas. Es el nombre que está en boca de todos desde que hace un par de temporadas Mademoiselle Lagerfeld le "nombrara" su digno sucesor.


Al igual que en los trabajos comunes, "las estrellas" terminan estrellándose contra el muro del poder, la era de los diseñadores famosos los tops-designers ha llegado a su fin. Los holdings de lujo, los todopoderosos que mueven el cotarro, deben haberse hartado de esa generación de creadores caprichosos y excéntricos con sueldos astronómicos que gastan demasiado en escenarios cada vez mas grandes y en vuelos privados para traer a la top model de turno a desfilar en sus shows.

Pero, ¿qué puede ofrecer Ackermann aparte de una visión particular, y no necesariamente excitante, de la moda?. Pues en mi, para nada humilde, opinión, ofrece servilismo, mutismo y un comportamiento que nada tiene que ver con sus predecesores y al igual que sus propuestas una forma de ver la moda SERENA. Creo que la serenidad es lo que caracteriza las propuestas de este diseñador y probablemente sea un reflejo de su carácter y de los tiempos que corren. Lo que he visto de sus propuestas nada tiene que ver con una moda agresiva, mas bien todo lo contrario, sus vestidos, su ropa de punto, las largas faldas, las blusas... son mayoritariamente suaves, fluidas y maduras muy acorde con los tiempos que corren y con los tiempos que se nos avecinan. No hay ni histerismo en sus propuestas ni ganas de noquear al personal pero tampoco imaginación.


Puede que Ackermann no haga soñar a los simples mortales que vemos la moda como un arte, como un espectáculo, los que esperamos los desfiles como un entretenimiento, pero de lo que estoy seguro es que va a cumplir con las altas expectativas que sus futuros jefes crearán para él y éstas van a ser altamente beneficiosas para algo que muchas veces olvidamos los espectadores pero no los empresarios, la rentabilidad comercial. Ya veremos en qué termina el nuevo orden mundial.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Haz una reverencia.

Puede que este traje que luce Kristen Mcnemany en este editorial de Vogue de 1995 fotografiado por Steven Meisel, fuera uno de los trajes mas fotografiados de esa temporada. Las grandes hombreras, la cintura marcada, la falda tubo, las solapas que se funden con la chaqueta y el tejido, fueron junto con el resto de la colección Pin Up, un punto de inflexión para la carrera de John Galliano y para la historia de la moda. En el desfile, la impresionante Yasmeen Ghauri se contoneaba luciendo como nadie este traje que es ya un icono de moda.


Aquel desfile mítico (la primera parte aquí y la segunda aquí) recuperó el glamour, perdón, EL GLAMOUR, que la moda había perdido gracias a la fiebre minimal que azotó la primera mitad de los 90's. Con este desfile, Galliano sentó las bases de lo que sería la moda durante los diez años siguientes. Lujo, glamour, mujeres vestidas para seducir, para ser seducidas, mujeres que exhibían orgullosas su culo, su cintura, su pecho, mujeres a las que le gustaban los zapatos altos, los guantes, los sombreros y que se vestían para cada ocasión y si no había la buscaban. Decía Galliano en  esta época; "Dressing up. People just don’t do it anymore. We have to change that."...y vamos si lo consiguió!.

Probablemente con este desfile se produjo su consagración mundial y gracias a él (el desfile hay momentos en los que parece una tesis sobre Dior, Fath, Vionnet o Poiret) consiguió su contrato con el grupo, al que no pienso nombrar, que ahora lo despide sin contemplaciones después de devolver a la moda las ganas de vivir.

La colección fue tan increible y estaba tan bien construida y contaba con tantas estrellas, desde Evangelista hasta Campbell pasando por Moss o Christiansen,  estaba tan bien ambientada en la década dorada de la Alta Costura, con sus Cadillacs presidiendo el escenario por donde desfilaban las modelos, que consiguió llamar la atención de alguien que casi nunca sale en este blog.




Madonna, la verdadera coolhunter planetaria, acababa de sacar al mercado su disco Bed Times Stories y buscaba un hombre para que fuera el padre de su futuro bebé. Durante la promoción del disco en París, en una entrevista radiofónica con Javier Sardá, que le gustaría que el padre de su hijo fuera un torero español. Se trasladó a Ronda, con gran polémica blablabla, y eligió al torero Emilio Muñoz, no como padre de su futuro bebé, sino como coprotagonista del videoclip de la canción Take a Bow. El clip es maravilloso y el vestuario de Madonna es, aparte de un conjunto de ropa interior de Chantall Thomas, el famoso traje de la colección Pin Up de Galliano esta vez el que lucía en el desfile Helena Christiansen.

martes, 8 de marzo de 2011

Cómo conocí a vuestra madre; el encuentro.

Caminando entre bambalinas por la CMFW acompañado por dos damas de la moda, Di y Raquel, topé de pronto con una de las estrellas que mas brilla en el panorama de la moda española, mi futura esposa, Julia Martínez. Julia, nuestra musa, trabajaba sin descanso durante el fin de semana de Cibeles, visitando las cabinas donde, sólo en algunos casos, colgaban las prendas ya terminadas de los diseñadores que esos días presentaban sus colecciones. Ella, que es una gran profesional, no sólo se sienta en primera fila a ver los desfiles, sino que, consulta con los diseñadores, creo que con casi todos, el trabajo que las costureras realizaban con fruición.


El encuentro, casual, se produjo delante de la cabina donde el equipo de Kina Fernández ultimaba los detalles del desfile. Marta Ferro, de Kina Fernández, trabajaba sin descanso ultimando los detalles del show codo a codo con las costureras, el estilista, las modelos y la propia Kina y su hija María.

Vestida con los famosos pantalones plateados de Top-Shop de quince euros, jersey gris de lúrex, mocasines negros y un impresionante abrigo color hielo de tiras horizontales del peletero Santiago de Palacio que, al tacto, era como tocar una blusa de seda, el detalle de color, que hacía único su look, eran las uñas pintadas de rojo. Un estilismo que a priori echaría para atrás a cualquiera pero es que mi futura lo aguanta todo.

Julia, con la que ya había coincidido en el desfile de Alvarno en el Círculo de Bellas Artes, vestida con el famoso traje de Lander Urquijo, que al natural es la perfección, había recortado su melena ligeramente. En Alvarno se me escapó escaleras abajo como la Cenicienta pero ella jamás pierde uno de sus icónicos mocasines.


Tras varios mails, mensajes de texto y peticiones varias, por fin pudimos hablar. Yo llevaba el anillo de pedida de mamá en el bolsillo de mi abrigo de paño militar para proponerle matrimonio y lo que surgiera. Mamá, que es muy sabia, ya me había advertido que Julia me venía muy grande para mi escueta hombría. Durante el encuentro, Raquel no paró de hacer unos fotos maravillosas, sin molestar con el fogonazo de su reflex, mientras, nosotros hablábamos sobre la entrevista y sobre los buenas amigas que tiene, lo mucho que la quieren y lo mucho que ayudaron a que nuestro encuentro fuera posible.

Mientras Julia ladeaba la cabeza para las fotos y daba su famoso golpe de melena yo alucinaba con su figura de quinceañera sofisticada, mientras ella contaba qué famosa modelo española se había quedado con su abrigo, Gorilas en la Niebla, de zorro plateado de Santiago de Palacio.

Hasta aquí todo normal, pero al día siguiente en su blog publicó esto: "No puedo dejar de dedicarle unas palabras a "él". Hoy, después de algunos mails, nos hemos conocido en persona y me he llevado una sorpresa muy muy agradable. Eres genial y que sepas que desde de hoy ha nacido una nueva relación a pesar de lo que diga tu madre". Claro yo en este punto lo que quería era morirme, ascender a los cielos, resucitar y reencarnarme en unos vaqueros plateados de Top Shop.


Al día siguiente coincidimos en el drinking room, mientras un servidor se tomaba los cocktails de dos en dos (dos en cada mano) me acerqué a ella para preguntarle si necesitaba algo, una bebida, un bocadillo, un chófer, una personal assitance, dinero para un taxi...como además de ser una gran mujer es una gran profesional, declinó todas mis invitaciones pero a cambio me presentó a uno de sus vástagos, uno de mis futuros hijastros. Educada, bien vestida y peinada, y fan del grupo de su madre creado por mi en Facebook, ¿!qué mas se le puede pedir a un hijo!?. Ya me estoy viendo en el Hotel Crillon de París en el baile de debutantes cuando llevemos a la niña a presentarla en sociedad, con su madre del brazo, viendo como disfruta de su maravilloso vestido de John Galliano creado especialmente para ella por el genial creador gibraltareño desde su clínica de desintoxicación en Arizona.


Desafortunadamente mi madre, que es una mujer muy severa, no aprueba esta relación, considera que yo no estoy a la altura de esta gran dama de la moda de la que nadie del mundillo habla mal, a la que los pequeños diseñadores conocen, veneran, admiran y a los que ella ayuda desde su trabajo como jefa de estilismo en la revista Telva.

Muchas veces, y hablo por mi, tendemos a admirar a estilistas extranjeras, superpoderosas mujeres capaces de ensalzar a un diseñador o una firma a través de su trabajo, trabajar como estilistas para ellos( él triángulo Decarnin, Marant y Enmanuelle Alt ha dado mucho que hablar en la ultima semana de la moda parisina).  Por el camino se hacen muy ricas y populares para dejarlos caer en cuanto aparece una oferta mejor y que al menos uno de ellos termine ingresado en un psiquiátrico.

 Es muy fácil, tal y como están las cosas, ponerte un trapo de un diseñador novel y que este sea fotografiado por los cool hunters asiáticos que es donde se mueve ahora el cotarro. Adoramos la mamarrachez de Anna Delorusso sin darnos cuenta de que ella es uno de los principales problemas de la moda actual, una moda en la que se devoran las tendencias, los vestidos y los complementos a la velocidad de un tuit!. Igual el mérito lo tienen los que trabajan por nuestros diseñadores desde la sombra sin embolsarse ni un duro sólo vestidos prestados que luego son adquiridos por alguna modelo con posibles.